La instrucción directa es cómoda para algunos docentes, pero también aburrida (no digo que inútil). Hay algunos que prefieren aburrirse, pese a que aburran a otros. Esto es debido a que estos docentes conciben el tiempo en el aula (presencial o virtual) como suyo.
- Hipotético docente con poco tiempo (y pocas ideas): "No me hagáis perder el tiempo", "El tiempo es oro", "Estáis perdiendo el tiempo en tonterías".
- Hipotética mente de alumno/a: "Si el tiempo es tuyo, ¿a mí que más me da perderlo o no?".
En el ABP el aprendizaje no es divertido (tampoco es aburrido). Los que se divierten o se aburren son las personas involucradas en él (el docente tiene un poquitín más de responsabilidad en este punto).
En el ABP hay opciones, y eso de entrada es bueno. Hay momentos para reír, para llorar, para enfadarse y reconciliarse, para correr, momentos para frenar, para pararse a reflexionar, pera retroceder o saltar 50 casillas de golpe. La función del docente es la de dinamizar el grupo y servir de Dungeon Master (cada uno tiene su estilo de ejercer de DM, la mía es la de estar presente en momentos clave y esconderme tras un perchero si la cosa tira para adelante por sí sola).
Entonces, ¿ABP siempre?, ¿instrucción directa nunca? Para mí, la fórmula perfecta sería: ABP como metodología + ID si me lo piden, o si tengo que sustituir a SanGoogle, porque el WIFI se ha caído en todo el centro y piden avanzar por la misma vía por la que andaban.
Un artículo muy fresco y ameno. Mi enhorabuena! Deseando leer una nueva entrada de tu blog
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