martes, 30 de junio de 2020

¿IMPLANTAR EL ABP EN MI CENTRO? IMPACTO Y CONSECUENCIAS

¿Cambio metodológico o cambio de paradigma?

Se avecinan tiempos difíciles para la enseñanza y para el aprendizaje. Son tiempos de cambios voluntarios y forzados, de análisis crítico de la educación, de negaciones y de esperanzas. La irrupción de la COVID19, el confinamiento, el teletrabajo,... son experiencias vitales que nos han marcado a nivel emocional, tanto al cuerpo docente como al alumnado, las familias y la administración.

Por parte de la docencia hemos reaccionado rápido, realizando formaciones comlementarias, arrancando plataformas online y diversificando la metodología. Pero no nos hemos cuestionado lo fundamental, que es redefinir nuestro rol. ¿El alumnado, nos sigue atribuyendo la misma autoridad que antes de la COVID19? ¿Y nosotros/as, hemos notado que seguíamos teniendo "la sarten por el mango"?

En mi centro, la dirección escogió la plataforma Google Classroom y abrió 6 aulas, una por cada programa formativo en marcha, y encargó su gestión al tutor/a de cada grupo, con poderes absolutos sobre la metodología, la organización, la temporalización, etc. Es decir, se reprodujo de forma virtual lo que fué la realidad anterior al la COVID19.

Tengo compañeros/as que ponían actividades en la plataforma y ante la falta de participación del alumnado se molestaban, porque ellos/as habían hecho su parte y los demás (el alumnado) no.

En un modelo tradicional como el que imperaba e impera en mi centro, las iniciativas, los planteamientos, el primer paso siempre lo da el docente. Se presupone que el alumnado es símplemente incapaz de hacerlo a esos niveles. Y esto debe cambiar.

Para mí, lo mas importante en todo este asunto es ser consciente de la necesidad de la democratización de la educación, es decir, ahora más que nunca se impone ayudar a los alumnos y alumnas a reforzar su autoestima, a impulsar la toma de decisiones y a que estas decisiones deben materializarse.

¿Implantación del ABP en el centro?

El ABP exige autocrítica y reflexión sobre la propia práctica docente, pero sobretodo exige confianza en los demás, empatía, compromiso y proactividad. Una mejora en este sentido, a nivel global sólo se puede conseguir desde la dirección del centro. Se debe definir qué es lo que se espera del cuerpo docente y cuales son las competencias que este debe desarrollar en primer lugar.

Para hacer un trabajo interdisciplinar como el que exige el ABP, hay que entrar en contacto con confianza y amplitud de miras. Hay que exponer, debatir, negociar y ceder.

¿Estamos preparados/as para afrontar este reto?

ABP, consecuencias de su implantación

Tanto la dirección como el cuerpo docente debe asumir el fracaso como parte del aprendizaje, y el éxito como prueba de que ya no hay vuelta atrás.

A nivel personal habrá docentes que vivan el cambio como una pérdida, como una angustia frente a la árdua tarea de edificar desde cero. Para estas personas, la dirección debe hacerles entender que no están solas en este "volver a empezar", ya que este camino lo recorremos juntas y nadie se va a quedar atrás.

El horizonte es incierto, pero el escenario anterior es un yermo en el que ya no puede crecer nada. Vale la pena apostar por el ABP.

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